+SUMISIÓN EN NOMBRE DE LA IGLESIA ORIENTAL HISPANA
La “Iglesia Ortodoxa” se denomina de diversas maneras. Su título oficial es “La Santa Iglesia Ortodoxa Católica Apostólica”, pero también es conocida como la “Iglesia del Este” (de aquí procede el nombre de nuestra Iglesia), la “Iglesia Ortodoxa Griega”, la “Iglesia Ortodoxa Rusa”, etc. El Patriarca de Constantinopla-Arzobispo de Nueva Roma, es generalmente considerado como “Primero entre Iguales” entre los obispos Ortodoxos, pero esto no significa que se mire como una forma de papismo. (Véase el documento: Canonicidad y la Iglesia) Es una familia de Iglesias, cada una independiente de la otra, pero compartiendo todas la misma fe y en las huellas de un linaje del tiempo de los Apóstoles.
San Pedro fue Obispo de Antioquía antes que lo fuese de Roma y fue en Antioquía donde los discípulos de Cristo fueron primeramente llamados “Cristianos” (Hechos 11:26)
Desde el siglo IX en adelante, las relaciones entre las sedes de Roma y Constantinopla fueron empeorando, mayormente debido (a) a la Conversión de Bulgaria y (b) a la introducción del Filioque en el Credo, aparte del uso por parte de Roma del pan sin levadura (ázimo) en la Eucaristía. En 1054 la disputa llegó al máximo cuando el Papa León IX y el Patriarca Miguel Cerulario se anatemizaron mutuamente y las Iglesias siguieron por caminos separados. La rotura finalizó en 1472 al repudiar formalmente la Unión de Florencia en un Sínodo de Constantinopla. En 1965, sin embargo, el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras anularon estos anatemas y comenzaron las negociaciones para la unión que aún continúan. Los “Católicos Romanos” y los “Ortodoxos” se consideran mutuamente cismáticos, pero a pesar de ello, de ninguna manera invalidan sus mutuas Ordenes Sagradas. La Reina Sofía es un ejemplo de que una fácil transición puede ser hecha entre las dos grandes Comuniones. La Iglesia Ortodoxa está dispuesta a reconocer al Papa como el Obispo cabeza de la Cristiandad, pero no está preparada para aceptar ninguna asignación sobre él de supremacía universal o de jurisdicción.
Grandemente aislada de occidente durante muchos siglos, la Iglesia Ortodoxa está aumentado con amplitud su reconocimiento en Europa, en América y en otras partes del mundo. Conforme este movimiento se desarrolla, ha ido creciendo también considerablemente una “diáspora” con el resultado de que varias Iglesias han sido establecidas en otros países. Por ejemplo, hay una numerosa presencia en Gran Bretaña de la “Iglesia Ortodoxa Griega”, mientras que la “Iglesia Ortodoxa de Antioquía” tiene un buen número de seguidores en los Estados Unidos. El Patriarcado Ecuménico de Constantinopla clama la jurisdicción sobre las Iglesias Ortodoxas establecidas fuera de los lindes “tradicionales” de la Ortodoxia, pero esto es vigorosamente discutido por las otras Iglesias. En los Estados Unidos, por citar un ejemplo, existen algo así como treinta y seis jurisdicciones representadas. Es aquí donde surge el problema de la canonicidad. Esto está detallado en el documento que mencionamos más arriba. También aquí tenemos que dar cierta consideración al asunto “étnico”. La Iglesia Oriental Hispana, junto con su Iglesia “madre” la Metrópolis Autónoma de Europa Occidental y las Américas, está en primera fila tratando de romper la tendencia que existe en las Iglesias Ortodoxas de adherirse a las antiguas costumbres de otros países. Un ejemplo clásico sobre esto es la Iglesia Ortodoxa de América. Esta se formó gracias a un grupo de hombres religiosos que viendo la proliferación de las jurisdicciones Ortodoxas en el continente americano, lo consideraban como algo escandaloso. Aparte de esto, la situación estaba claramente en contra de lo dispuesto en el Canon III del Primer Concilio Ecuménico. El resultado podría ser visto como un desastre. Las Iglesias “étnicas” de Albania, Antioquía, Grecia, Rumania, Rusia, Serbia, Ucrania, etc. se adhirieron a sus límites nacionales, y durante mucho tiempo rehusaron reconocer a la Iglesia Ortodoxa de América. Esta situación ha sido ahora regularizada, pero la Iglesia Oriental Hispana no tiene grandes esperanzas de que su posición en España y América Latina sea muy diferente. Habiendo dicho esto, confirmamos que sus Órdenes Sagradas han sido abiertamente reconocidas por otras Iglesias como el Patriarcado de Moscú, la Iglesia Patriarcal de Rumania, la Iglesia Ortodoxa de Serbia, la Iglesia Ortodoxa de América (OCA por sus siglas en inglés y reconocida canónica desde mayo de 2007), la Iglesia Rusa del Exterior y la Iglesia de Polonia. Cuando el Arzobispo Gabriel de Portugal fue transferido por razones personales a la Iglesia Autocéfala de Polonia, él fue aceptado con agrado en esta Iglesia. Recientemente, por razones similares, dos sacerdotes nuestros han sido aceptados por la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Exilio sin ninguna clase de re-ordenación tampoco.
Otra consideración surge de la controversia sobre el “Calendario”, lo cual puede estar enlazado con la desconfianza del “Ecumenismo”. La Iglesia Oriental Hispana utiliza el Calendario canónico Juliano (formando parte de la gran familia de los “Viejos Calendaristas”) resistiendo firmemente las herejías del falso ecumenismo y del sincretismo trans-religioso. Por esta razón no reconoce, ni reconocerá, la jurisdicción de Constantinopla, una actitud compartida por un gran número de otras Iglesias Ortodoxas. La función del Patriarca Ecuménico, por su propia naturaleza, es de máxima importancia y una de honor, pero el actual incumbente, Su Toda Santidad Bartolomé I, no sólo abraza el no-canónico Calendario Gregoriano, procurando pesquisar a los que no lo siguen – como es el caso del Monasterio de Esphigmeou en el Monte Athos – sino que al ser miembro activo del Consejo Ecuménico de Iglesias, amenaza con debilitar la Fe expresada en los Siete Concilios Ecuménicos. Por esta razón, sus representantes en varios países, incluido España, hacen todo lo que pueden para denigrar a aquellas iglesias que buscan asirse a la Tradición y a la Verdad. Esto es particularmente cierto donde tales Iglesias pueden ser vistas por tener un lugar legítimo en la Ortodoxia debido a las realidades de la migración misionera y a un reavivamiento como consecuencia de
Arcipreste Dr. Peter Miln, IOH - Málaga.